martes, 4 de marzo de 2008

JOHN REED, UNA VIDA AL ROJO VIVO


Llevaba el brazo en cabestrillo a causa de un balazo que había recibido durante la batalla. Con los ojos clavados en su herida, prosiguió:

“(..) nos desprecian porque hemos soportado durante tanto tiempo una monarquía medieval. Pero ahora se ha visto claramente que el zar no era el único tirano en el mundo, que el capitalismo era peor y que en todos los países del globo reinaba el capitalismo. . . La táctica de la Revolución rusa ha abierto el verdadero camino...”.
John Reed, "Diez días que conmovieron al mundo"

Con motivo de la reciente publicación por Editorial Antídoto de la excelente crónica “Diez días que conmovieron al mundo” de John Reed, publico este articulo de su corta y apasionada vida. Al final un relato de Reed acerca del juicio a la I.W.W norteamericana, publicado originalmente en "The Masses".

John Reed nació en 1887 en la ciudad de Portland, ubicada sobre la costa del Pacífico en Estados Unidos. Criado dentro de una familia burguesa, hijo de un padre pionero y progresista y de una madre más bien conservadora, pasa por un colegio de elite y luego hace su ingreso en la Universidad de Harvard. Allí pasa cuatro años, rodeado de hijos de ricos y magnates, donde organiza un club socialista y comienza a escribir para un diario llamado El Burlón; hechos que encrisparían más de una vez a las autoridades.
Luego de retornar a EEUU de su primer viaje por el viejo continente, donde visita varios países, se traslada al bohemio barrio de Greenwich Village. Para ese momento Reed, debido a su talento como escritor, recibe ofertas desde todas las revistas ofreciéndole grandes sumas. Pero no se obnubilaría y se dedica a escribir en la revista “The Masses” conformado por un grupo de artistas y socialistas, la cual se proponía atacar los viejos sistemas y creencias, y “embestir a los espectros”.
En 1913 los obreros de la I.W.W. conocidos como“wobblies” desarrollan un espectacular proceso de lucha obrera en los principales centros industriales de EEUU, produciéndose la huelga textil de Paterson en Nueva Jersey. 25.000 obreros de la seda, con duros métodos como los piquetes de huelga, se enfrentan a la patronal, el gobierno y los medios de comunicación al exigir sus reivindicaciones. Este sería uno de los primeros acercamientos de Reed al movimiento obrero.
Más tarde Reed, inspirado en este hecho, presenta una obra de teatro, para darle propaganda y juntar fondos, nada menos que en el Madison Square Garden. Allí se presentaron estas heroicas jornadas de la clase obrera norteamericana donde los actores representaban la huelga, y después la salvaje represión que se cobró la vida de un obrero.

De revolución en revolución

Reed, siendo ya un periodista de renombre, va como corresponsal de varios medios gráficos a México (entre ellos “The Masses”), donde se estaba desarrollando nada menos que la revolución mexicana, con Pancho Villa y Emiliano Zapata a la cabeza. Pero ya no iría como un simple cronista, un espectador ajeno a los hechos, si no que se sumergía en los conflictos, descubriendo las miserias y la explotación que sufrían los trabajadores, actitud que lo llevaría con los años a convertirse en un actor de su mismo relato.
Luego de cruzar Río Grande y de llegar a Durango se encuentra con las tropas de Pancho Villa, a quien lo acompaña gran parte del camino. Con los apuntes de estas crónicas produce México Insurgente. A diferencia del conjunto de la prensa norteamericana que acusaba a Villa de terribles crímenes, y defenestraba a la revolución en general, Reed a su vuelta, se declara un defensor de ella:"Sí, México se halla sumido en la revuelta y el caos. Pero la responsabilidad de ello no recae sobre los peones sin tierra, sino sobre los que siembran la inquietud mediante envíos de oro y de armas, es decir, sobre las compañías petroleras inglesas y norteamericanas en pugna..." 1
En 1914, cuando se inicia la primer guerra mundial, Reed va como corresponsal de la Revista “Metropolitan” al frente de guerra, pasando por Europa del este, Francia, Alemania e Italia donde se declara en contra de la carnicería imperialista.
Pero al volver a su país, con EEUU ya metido de pleno en la guerra, por sus posiciones se gana el odio del gobierno, la prensa y hasta el de su propia madre. Reed explica a los obreros que los enemigos no eran Japón y Alemania sino ese 2% de los EEUU que se llevaba más de la mitad de la riqueza producida. Así que la burguesía responde y debido a sus artículos anti-militaristas comparece ante la justicia por “alta traición”.
Semejantes declaraciones caían como bombas incendiarias en medio del ambiente conservador y patrioteril que se respiraba. La restricción a la libertad de prensa y la represión a las organizaciones obreras y socialistas, eran moneda corriente, tanto como el calificativo de “traidor” para el que no se declaraba un guerrerista.
Max Eastman2, amigo suyo y director de “The Masses”, en un discurso pronunciado en una ceremonia en su honor dijo: “Entonces la guerra llegó a Estados Unidos y la lucha activa principio en Rusia. Y John Reed- como aconteció a todos los hombres de aguda y libre inteligencia- se enfrentó con el dilema de la hipocresía en el seno del periodismo capitalista y la desprestigiada y desolada verdad de la prensa revolucionaria. Y escogió la verdad.” 3
En 1917 cuando Rusia estaba ardiendo por los cuatro costados, y el gobierno provisional de Kerensky se encontraba en la cuerda floja, Reed decide viajar hasta allí y llega en septiembre de 1917 para vivir desde dentro la primera formación de un estado obrero.
Anotando en su cuaderno los sucesos más trascendentales y descripciones de las principales figuras Reed va a producir una de sus mayores obras: “Diez días que conmovieron al mundo”. Un sagaz relato de la preparación de la insurrección y de los primeros días de la revolución rusa donde se identifica, desde el primer momento, con el pueblo trabajador, los soviets y su mayor expresión: los bolcheviques.
El gobierno norteamericano, a través de sus agentes trato en seis ocasiones de robarle los manuscritos, pero este no sería el único enemigo de aquel magnifico relato. El estalinismo también lo atacaría, entre otras cosas, por resaltar el papel y la figura de León Trotsky en la revolución. 4 Desde el órgano estalinista de la Editorial “Progreso Moscú” se intentaría contradecir y falsificar la obra.
Sin embargo sobre esta obra maestra, que fue por un tiempo manual escolar en Rusia, Lenin dijo de ella en el prologo para la edición norteamericana:
“Después de leer con vivísimo interés y profunda atención el libro de John Reed diez días que estremecieron al mundo, recomiendo esta obra con toda el alma a los obreros de todos los países”.

Construyendo el socialismo revolucionario

Reed, como cronista, con el objeto de lograr la máxima veracidad y vivacidad para sus relatos se va a sumergir cada vez más y más en los submundos sociales. Pero esa sumersión en la realidad social en un momento será tal, que ya no solo va a sentir la exigencia de relatar aquello, si no de transformarlo.
Al regresar a América, Reed se había vuelto un verdadero revolucionario. Aquel cronista humanista y curioso por los submundos de las sociedades y con una intuitiva simpatía por ellos, se transformó con las experiencias vividas y su propia formación en un militante conciente y consecuente con el socialismo revolucionario.
Es a partir de este regreso a EEUU, el cual lo hace de forma clandestina en un buque, que comienza a organizar desde dentro del Partido Socialista fundado por Eugene Debs, su ala izquierda, en lo que no tiene éxito. Luego de ser expulsado del partido funda el Partido Obrero Comunista que mas tarde junto con el Partido Socialista y bajo la política de la Internacional Comunista se unirían.
A finales de 1919, al ser perseguido por el gobierno norteamiercano escapa a la Rusia soviética, que se halla inmensamente dañada debido a la guerra civil y el ataque imperialista; allí es nombrado miembro del comité ejecutivo de la III internacional y en su segundo congreso participaría como delegado norteamericano.
Finalmente, John Silas Reed muere de Tifus con solo 32 años y es enterrado con grandes honores en la plaza roja. Así se iría la vida de un revolucionario que había entendido cabalmente la necesidad y urgencia de cambiar este mundo en beneficio de la clase obrera y las inmensas mayorías.
Manuel

1 Albert Rhys Williams, “Biografía de John Reed” en http://marxists.anu.edu.au/espanol/reed/biografia.htm
2 Discurso de Max Eastman en honor a John Reed, citado por Floyd Dell, en Introducción a Hija de la revolución, Fondo de cultura económica, Buenos Aires, 1989, p. 11
3 Sería el mismo Max Eatsman quien luego de simpatizar con la oposición de izquierda se pasaría al anti-comunismo.
4 Mientras que figuras como la de Trostky aparecen 71 veces, la de Stalin solamente una vez.

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