Una de las deformaciones mas recurrentes que sufrió la teoría marxista a lo largo de su historia, fue la interpretación del determinismo económico. Tanto aquellos que se proclamaban marxistas, como sus mas concientes difamadores creían ver en la teoría de Karl Marx una especie de omnipotencia de la estructura económica sobre las esferas política, jurídica y religiosa. El desarrollo histórico se daba tan solo como producto de las contradicciones económicas que los sistemas de producción engendraban en su seno.
Esta interpretación equivocada que ya comenzó a circular en los tiempos de Marx y Engels, continuo presente, mas tarde, en gran parte de la Segunda Internacional y se sistematizo con el estalinismo. Pero a esta altura ya no se trataba solo de una interpretación errónea de la teoría marxista, si no que jugo un rol de primera importancia en la justificación de la política de la burocracia soviético-estalinista. Si las contradicciones económicas del capitalismo llevarían por si solas a su crisis terminal y a un nuevo proceso revolucionario, no hacia falta que la clase obrera se organice, tome conciencia y construya sus propios partidos y organismos para emanciparse. Así la clase trabajadora, según esta interesada versión, pasaba de ser el actor revolucionario, para bajarse del escenario y ser un espectador pasivo de las futuras crisis.
Ahora bien, Marx si por un lado planteaba la estructura como base fundamental y condicionante de las relaciones sociales, esto lo ubicaba en una relación dialéctica con la acción de los sujetos en tanto que clase. Es decir, si bien la historia siempre se da en un determinado marco histórico-estructural, es el desarrollo de la lucha de clases el que motoriza la historia.
A continuación presento una carta de Frederich Engels a José Bloch en la cual aborda esta importante cuestión.
Esta interpretación equivocada que ya comenzó a circular en los tiempos de Marx y Engels, continuo presente, mas tarde, en gran parte de la Segunda Internacional y se sistematizo con el estalinismo. Pero a esta altura ya no se trataba solo de una interpretación errónea de la teoría marxista, si no que jugo un rol de primera importancia en la justificación de la política de la burocracia soviético-estalinista. Si las contradicciones económicas del capitalismo llevarían por si solas a su crisis terminal y a un nuevo proceso revolucionario, no hacia falta que la clase obrera se organice, tome conciencia y construya sus propios partidos y organismos para emanciparse. Así la clase trabajadora, según esta interesada versión, pasaba de ser el actor revolucionario, para bajarse del escenario y ser un espectador pasivo de las futuras crisis.
Ahora bien, Marx si por un lado planteaba la estructura como base fundamental y condicionante de las relaciones sociales, esto lo ubicaba en una relación dialéctica con la acción de los sujetos en tanto que clase. Es decir, si bien la historia siempre se da en un determinado marco histórico-estructural, es el desarrollo de la lucha de clases el que motoriza la historia.
A continuación presento una carta de Frederich Engels a José Bloch en la cual aborda esta importante cuestión.
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